Ni virus ni hackers: Cómo las redes sociales y navegadores recopilan tus datos a diario sin que lo notes

Ni virus ni hackers: Cómo las redes sociales y navegadores recopilan tus datos a diario sin que lo notes

Por Redacción:

Ciudad de México – 11 de noviembre de 2025 – En un mundo donde el 82% de los mexicanos usa redes sociales diariamente, según datos del Inegi de 2024, el verdadero espionaje no proviene de virus o ciberataques espectaculares, sino de prácticas cotidianas en plataformas como Facebook, Instagram, TikTok y navegadores como Google Chrome. Estas herramientas recopilan datos sobre tu ubicación, hábitos de navegación, preferencias y hasta conversaciones de voz, creando perfiles detallados para publicidad dirigida o, en casos extremos, para vigilancia estatal. Lo alarmante es que, al aceptar términos de servicio o instalar apps, les abres la puerta voluntariamente, permitiendo que empresas y gobiernos accedan a información sensible sin tu pleno conocimiento. En 2025, con el auge de la inteligencia artificial (IA), este rastreo se ha intensificado: se detectaron 49.000 millones de rastreadores web que monitorean el comportamiento de usuarios, según Kaspersky, convirtiendo tu dispositivo en un informante constante.

El espionaje digital cotidiano comienza con las cookies, pequeños archivos que los sitios web almacenan en tu navegador para “recordar” tus visitas. Aunque suenan inofensivas, estas cookies de terceros –provenientes de anunciantes como Google o Meta– rastrean tu actividad en múltiples sitios, creando un mapa de tus intereses. Por ejemplo, si buscas zapatos en un e-commerce, verás anuncios de calzado en Instagram horas después, gracias a estas huellas digitales. En México, donde el 70% de los usuarios acepta cookies sin leer las políticas, esto expone datos como tu IP, dispositivo y geolocalización, facilitando perfiles para marketing o, peor, para ingeniería social. Un estudio de Kaspersky de noviembre de 2025 revela que plataformas como TikTok y Facebook recopilan hasta 15 tipos de datos por sesión, incluyendo ID de dispositivo, actividad en apps externas y datos biométricos como voz, superando a alternativas como Pinterest, que prioriza la privacidad con menos recopilación.

Las redes sociales amplifican este riesgo al requerir permisos amplios para funcionar. Al instalar Instagram o TikTok, das acceso a tu cámara, micrófono, contactos y ubicación, permitiendo que recolecten datos en segundo plano. En 2025, apps como Threads e Instagram rastrean hábitos de navegación incluso fuera de la plataforma, usando píxeles de seguimiento para monitorear clics y compras en sitios ajenos. Esto no solo viola la privacidad, sino que crea vectores para malware: mensajes con enlaces fraudulentos que imitan perfiles conocidos pueden robar credenciales, como se vio en el phishing que afectó a 500.000 usuarios mexicanos en el primer trimestre de 2025, según la Guardia Nacional Cibernética. Además, la “paradoja de la privacidad” explica por qué, pese a preocupaciones del 65% de los usuarios, solo el 30% ajusta configuraciones: publicamos fotos familiares o check-ins sin considerar que quedan como huellas permanentes, accesibles indefinidamente incluso tras borrado.

Los navegadores no son inocentes: Google Chrome, usado por el 65% de los mexicanos, integra servicios como Search y YouTube que sincronizan datos para personalizar resultados, pero también para venderlos a anunciantes. En 2025, la Ley de Espionaje Digital en México, aprobada en julio, permite a agencias federales acceder a metadatos de comunicaciones con menos controles judiciales, facilitando vigilancia masiva bajo pretexto de seguridad nacional. Críticos como la Electronic Frontier Foundation advierten que esto, combinado con rastreo corporativo, convierte a usuarios en “productos” de un ecosistema donde gobiernos como China usan redes para control estatal, un modelo que se replica en América Latina. En EE.UU., la CCPA y COPPA protegen menores, pero en México, solo el 20% de los usuarios conoce sus derechos bajo la LFPDPPP, dejando a niños expuestos a recopilación en TikTok, que enfrenta multas por violar límites de edad.

El impacto va más allá de anuncios: datos recolectados alimentan IA para perfiles predictivos, usados en fraudes o discriminación laboral. En 2024, un escándalo en Europa reveló que Meta vendió datos de salud de usuarios a aseguradoras, un riesgo que en México crece con el 40% de brechas de datos vinculadas a redes sociales, según el INAI. Expertos como Richard Stallman, de la Fundación Software Libre, insisten: “Cualquier programa no libre envía datos sobre ti a empresas o estados”, urgiendo software abierto para recuperar control.

Protegerse es posible con hábitos simples. Primero, configura perfiles privados en redes: en Facebook, limita audiencia a “amigos”; en Instagram, desactiva geolocalización. Revisa apps con acceso: en iOS, ve a Ajustes > Privacidad; en Android, a Google > Seguridad. Borra cookies regularmente y usa navegadores como Brave o Firefox, que bloquean rastreadores por defecto –Brave rechaza el 70% de anuncios invasivos. Activa “No rastrear” en Chrome y usa VPN en Wi-Fi públicas, que cifran datos y evitan espionaje en aeropuertos o cafés, donde el 30% de brechas ocurren. Para menores, COPPA en EE.UU. limita recopilación, pero en México, supervisa apps como TikTok, que recolecta voz de niños sin consentimiento.

En 2025, migrar a alternativas como Mastodon o Signal reduce exposición: Mastodon no vende datos, y Signal usa encriptación end-to-end. Un informe de Incogni califica a Quora y Pinterest como las más privadas, con políticas claras y menos multas, frente a TikTok, multado en 1.000 millones de euros en 2024 por violar GDPR. Actualiza software siempre: parches de seguridad cierran vulnerabilidades que apps explotan para rastreo. Solicita eliminación de datos bajo RGPD o LFPDPPP –en México, el INAI procesó 15.000 quejas en 2024.

El periodismo investigativo, como el de The Intercept, revela que la privacidad no es “historia”, sino una batalla diaria. Ryan Gallagher, exinvestigador, afirma: “La vigilancia estatal usa redes para control, pero usuarios informados pueden resistir”. En México, con el 60% de la población en redes, educar es clave: evita compartir ubicación en vacaciones o fotos íntimas, que persisten como “huellas digitales permanentes”.

Al final, el mayor espía eres tú mismo al dar permisos sin leer. En 2025, con IA analizando datos para predecir comportamientos, recuperar control significa leer políticas –aunque legibles solo en el 40% de casos, según Kaspersky– y optar por privacidad por diseño. Tu data es tu poder: úsala sabiamente, o serás el producto de un ecosistema que te vigila 24/7.