Chilpancingo, Gro. – En el ajedrez político nacional, los delegados de Bienestar representan la pieza clave del vínculo entre el gobierno federal y la ciudadanía. Se trata de operadores de confianza, responsables no solo de aplicar los programas sociales, sino también de traducirlos en legitimidad política. En este contexto, el nombre de Iván Hernández Díaz, delegado en Guerrero, sobresale como uno de los más sólidos y mejor calificados a nivel nacional.
La reciente visita de la presidenta Claudia Sheinbaum a la entidad dejó claro un mensaje: Hernández Díaz no solo mantiene la confianza de Palacio Nacional, sino que se le reconoce como ejemplo de gestión territorial y cercanía con la gente. Mientras en otros estados se optó por renovar cuadros y relevar a los delegados, en Guerrero la apuesta fue distinta: ratificar a quien ya había demostrado resultados.
La excepción a la regla
En entidades como Veracruz, Oaxaca y Estado de México, los cambios en las delegaciones respondieron a cuestionamientos por falta de resultados, pugnas internas o baja conexión con la ciudadanía. El caso de Guerrero contrasta de manera notable: Sheinbaum decidió mantener a Hernández Díaz, consolidando una señal de continuidad y confianza institucional.
Gestión con sello propio
Lo que distingue al delegado guerrerense es su modelo de gestión casa por casa, que le ha permitido aterrizar programas como la Pensión para Adultos Mayores, Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro con altos niveles de cobertura, incluso en comunidades de difícil acceso. Esta estrategia ha generado que Guerrero se convierta en uno de los estados donde los programas sociales tienen mayor penetración y aceptación ciudadana.
La proyección política
Mientras algunos delegados enfrentan críticas y desgastes en medios estatales, Iván Hernández Díaz aparece en una posición privilegiada: goza del respaldo presidencial, mantiene contacto directo con la población y acumula capital político propio en una entidad clave para el proyecto de la Cuarta Transformación. En palabras de analistas, se trata del “delegado mejor calificado del país”, un operador político que ha convertido la gestión social en una plataforma de confianza institucional.
Guerrero como escaparate nacional
El caso de Guerrero muestra cómo la correcta aplicación de los programas sociales no solo mejora la vida de la gente, sino que fortalece la credibilidad del proyecto político federal. En este tablero, Iván Hernández Díaz se ha convertido en el rostro más exitoso del Bienestar, una referencia inevitable al evaluar el desempeño de los delegados en todo México.